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Marcela Urrea
Letras Para el Alma

Desprenderse…

Desprenderse es uno de los caminos más complejos de recorrer. El ego nos sabotea, nos hace sentir nuestro lo que solo le pertenece a Dios. Nuestra alma se estruja de dolor y caemos profundo en un proceso que en realidad debería ser fluido.

 

Un día llega el momento de desprenderse terrenalmente de un pedazo enorme del corazón y entonces hay que soltarlo con el vacío irrecuperable que queda en la vida, con lágrimas, porque entenderlo en la mente es mucho más fácil que traducírselo al alma, pero también con inmensa alegría de saber que ya nada duele, que el aire no escasea, que su encuentro con Dios se está cumpliendo y que ahora todo es gozo para esa persona que ya no está.

 

El duelo nos pone de frente cosas que no hay en otro escenario, es una cátedra dolorosa y desgarradora que nos confronta, nos hace reflexionar y que nos recuerda el poco control que tenemos de todo… hay que ser un buen alumno, hay que ser dócil a su lección, hay que ser humilde para no hacerle preguntas necias a Dios.

Vuelve a desfilar la frase de cajón que cuenta qué hay que vivir, dar, sentir y exprimir el alma como si no hubiera un mañana… porque, eventualmente, no lo habrá.

Por si acaso, no hay un mañana, ¿Qué tienes pendiente por hacer por alguien que amas?.