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Marcela Urrea
Letras Para el Alma

El camino a la calma

Al camino de la Calma se llega por un sendero que ya habías recorrido, fue un camino que mientras ibas andando tus lágrimas caían y se volvían, como en Hansel y Gretel, piedritas luminosas que luego serían tu brújula .

A la Calma no hay Atajos, no existen…

Para llegar allí, ella primero se cerciora de qué seas merecedor de tenerla y de que hayas labrado un recorrido digno en el que muchas y muy repetidas veces la hayas dado por perdida.

Cuesta arriba y cuesta abajo,

Lomas empinadas y faldas precipitosas,

Lodo y Puentes movedizos más allá ,

La luz de tus lágrimas hechas piedras te indicarán que te acercas

De repente te das cuenta que mientras avanzabas te fuiste deshaciendo del peso que traías en los bolsillos, te quitaste lo que te estorbaba para avanzar con más agilidad y sólo llevas puesta tu piel medio desnuda y tu alma también.

Sientes olor a pan…

A Horno encendido de casa cálida…

Sabes que estás muy muy cerca.

Respiras y te llega de pronto el sosiego…

Ya estás ahí…

Pero… ¿dónde estás?

En el mismo punto donde partiste…  el MI S MO

Sólo que ahora llevas un recorrido honroso en hombros y todo tu ser desprovisto de lo que pesaba.

Esa, amigo mío, es la verdadera Calma.

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