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Marcela Urrea
Letras Para el Alma

23 de mayo

¿ Conocen esa sensación que existe cuando uno se acerca a la meta?

Es un cóctel como de adrenalina, satisfacción, alegría y también un poco de inconciencia. Porque la meta se vuelve tan estridente que se pierde un poco lo atesorado en el recorrido. Haya sido placentero o un poco tortuoso… En todo caso es valioso.

Muy bien, he llegado a ese punto de la carrera donde ya veo a lo lejos la meta, pero todavía me falta lo suficiente de recorrido para ser conciencia de lo que está pasando aquí.

He Hecho las pases con el proceso… He renunciado a la sed de terminar  esta prueba y le he dado paso genuinamente y de la manera más dócil posible al propósito que hay en esto

Para ponerlo en contexto, hoy es el día en que he estado más consciente en los últimos 12 días, estoy con dosis mínimas de medicamentos en el cuerpo. Y conforme se redujo la dosis, empezo a asomarse como un arcoíris tras la lluvia toda la “belleza“ que hay en esto.

He aprendido tanto de mi misma, he aprendido tanto de quienes me rodean, he disfrutado tanto ver como en este espacio cada quien anda ventilando su vulnerabilidad aún sintiéndose seguro y protegido.

He dado abrazos a desconocidos y me he sentido portadora de amor en cada momento.

He tocado con la yema de los dedos mi propósito en la vida.

He descubierto mi talón de Aquiles.

He visto a quienes me aman acompañar prudente respetuosa y amorosamente mis lágrimas y colonizar diagnósticos sin intención de abandonar el barco.

He dejado de resistirme y a partir de ese momento lo que ha emergido es impresionante y emocionante.

Muy bien… Me estoy acercando a la meta y parece que ya casi puedo dar a mis hijos mil abrazos y desatrasarme de los besos que nos debemos… Pero ahora me acerco en calma, disfrutando el paisaje y comprendiendo que cada paso está cargado de propósito.

Ahora volví a mi rol de aprendiz y estoy feliz esta vez.

¡Hasta pronto!.

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